"La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo" Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu.
Texto: The transformation of cities. Capítulo 7: Urban Social Inequality and Social Exclusion.
Autor: David C. Thorns
Comentario.
La exclusión se convierte en una situación sintomática dentro de las ciudades contemporáneas, debido a que, hoy en día se nos presenta un panorama complejo que abarca desigualdades sociales, económicas, territoriales (expresada en la vivienda), psicológica, étnica e inclusive religiosa, que en su mayoría están acompañadas por una visible polarización expresada en pobreza y en actos de delincuencia como una forma de criminalización.
La dinámica global que vivimos hoy en día, replantea un sinnúmero de relaciones y situaciones, otorgando nuevos estatus y posturas frente a los fenómenos que se acrecientan hoy en día, tal es el caso de las relaciones entre el Estado y el mercado. Es muy claro que el Estado es producto y reflejo de una estructura social y de relaciones políticas, sin embargo hemos visto que las demandas reales por parte de la población no han podido ser resueltas, por lo que a falta de ecanismos, surgen nuevas forma de organización mediante esfuerzos individuales y colectivos, retomando algunos aspectos de la micropolítica y la democracia de "base".
La vida de la política urbana exige un análisis y explicación más a detalle sobre las cuestiones de desigualdad y exclusión social, se puede observar una permanente reestructuración que arroja como resultado una clara división entre los que pueden y tienen acceso a ciertos beneficios, y aquellos que simplemente les es negado un reconocimiento y visibilidad.
La segregación espacial es una de las muchas incongruencias que viven día a día millones de personas, en donde, al no encontrar ningún sentido de pertenencia y responsabilidad, hay un alejamiento no sólo físico, sino social, cultural, económico y político (tal es el caso de la ciudadanía).
Quizás pueda ser sencillo enumerar las problemáticas que se viven continuamente, pero lo complejo es enumerar las posibles soluciones. De ninguna forma podemos limitarnos a crear una panacea y llamar a la inclusión como la reparación inmediata a un asunto de carácter estructural, sin embargo es necesario considerar como primer paso a la inclusión como una forma de voluntad política y social a través del reconocimiento, la gobernabilidad, la planeación y dirección.