domingo, 25 de octubre de 2009

Como agua para chocolate: repensando el espacio a través del método trialectico.

"Mi derecho legítimo a la subjetividad es tu derecho subjetivo a la legitimidad"

Comentario:

"Third Space, Chapter III: Exploring the Spaces that Difference Makes: Notes on the Margin."

Edward Soja.

Odili Donald Idita: Third Space (Instituto de Arte Contemporáneo, Pennsilvanya)

Iniciar con la incógnita sobre ¿Qué es el espacio? Sería de las preguntas más difíciles por responder, no sólo por mí, sino por todos. No obstante es importante hacer operacionales los conceptos en el sentido que puedan explicarnos una parte de la realidad en dónde pareciera que creemos comprender lo complejo como es el espacio que nos rodea y las dinámicas que se interrelacionan.

Edward Soja hace una gran aportación al invitarnos a repensar el espacio desde una perspectiva política-cultural, la cual ve a la espacialidad como aquel “lugar” para la construcción, la interconexión y la no exclusión de las relaciones, este nuevo espacio brinda la posibilidad de una “apertura radical” desde su sentido más puro de transformaciones fundamentales, en donde la marginalidad se hace ausente al encontrar mecanismos de que hagan énfasis en el derecho a la diferencia.

El proceso de asimilación del denominado tercer espacio se vuelve un lugar lleno de contradicciones y ambigüedades, pero que a su vez nos brinda la oportunidad para crear espacios llenos de acción, apertura y resistencia, lo que nos da la capacidad de ejercer el poder político y recuperar el sentido de espacialidad de inclusión, la cual envuelve a aquellas comunidades policentricas de identidad y resistencia en dónde la fragmentación (en un sentido amplio) se convierte no en una debilidad política sino en el potencial de esfuerzos conjuntos.

La oportunidad del tercer espacio es romper con esquemas tradicionalistas, los cuales siguen una pauta de bidimensionalidad, por ejemplo centro-periferia, dentro y fuera, dónde incluso podríamos hablar de una trialectica. Este tercer espacio se convierte en un elemento de análisis y en un punto de partida para la concientización del individuo y su capacidad de decisión y de poder político.

A través de esta lectura podemos ubicar tres formas de pensamiento que visualizan al espacio de diferentes perspectivas y que enfatizan una relación entre el espacio y la connotación de poder. Henri Lefevbre sugiere que el poder sobrevive mediante la producción del espacio; Michael Faucault el poder sobrevive al disciplinar el espacio; y Gilles Deleuze sugieren que para reproducir el control social del Estado, éste debe ofrecer el control sobre el territorio. Sin embargo el autor no propone que si bien, efectivamente se puede hablar de una relación de poder y espacio, no podemos dejar de lado quien lo produce y quién lo percibe; es decir, el cuerpo humano como el espacio más critico para la producción y reproducción del poder convirtiendo al cuerpo humano en algo más que un producto de la cultura o creación biológica.

Tomaré una cita que me pareció interesante para compartir por la magnitud que envuelve al hablar del cuerpo como ‘algo’ autopoietico y la importancia de repensar y reconstituir el espacio más allá de un lugar donde coexisten elementos que se contraponen.

"El cuerpo y el cuerpo político, el cuerpo y el cuerpo social, el cuerpo y la ciudad, el cuerpo y el cuerpo del ciudadano, están íntimamente ligados a las producciones.... La práctica de utilizar el cuerpo individual como una metáfora del cuerpo social, de implementar como un signo de la salud o la enfermedad del cuerpo social, se desarrolla en la polis ateniense con las ideas de la democracia y la razón y continúa hasta el presente. Cuerpo y ciudad son los temas persistentes del discurso cívico/social, de un imaginario obsesionado con el temor de los elementos rebelde y peligrosos y el deseo obsesivo por igual de tenerlos bajo control: los temores de la contaminación, contagios, enfermedades, cosas fuera de lugar (para los antiguos griegos, la definición de "contaminación"); deseos para el control y el dominio que (convierten) la práctica espacial en encerrar elementos rebeldes dentro de los espacios cuidadosamente resguardados. Estos actos de diferenciación, separación, y anexo se refieran a lo material, simbólico, y vivo de los espacios... los cuerpos y las ciudades y los textos... y los cuales se practican como una política de la diferencia, tal como la segregación y la separación."

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